sábado, 13 de octubre de 2018

Extracto de Pijamas y palomitas (Del baúl del pasado)


Pensamientos de Minerva. Personaje principal (cualquier parecido con la realidad no es mera coincidencia)



Mi forma de ser, ¿Cómo describirla?, según yo, soy soñadora, constante, perfeccionista, idealista, solitaria, constantemente a la defensiva, casi siempre tratando de ocultar una sensibilidad latente y que me apena un poco exteriorizar, tiendo a deprimirme, aunque he sacado provecho a esta situación, me ha servido para echarle más ganas y mantenerme ocupada para bien.

A veces es difícil tratarme porque generalmente me aparto del mundo, me cuesta trabajo confiar, tiene que pasar mucho tiempo para que pueda abrirme con alguien, depende de la vibra que me llegue de las personas, es un fenómeno raro de explicar, ¿no les ha ocurrido esto?, hay individuos que tienen “algo” que hace que de inmediato te simpaticen y otros parece como si los hubiera rociado un zorrillo porque ni de chiste te les acercas.

Tengo que reconocer que en algunas ocasiones estos presentimientos fallan, no sé en que consistirá, es cuando vienen las decepciones, el problema comienza cuando empezamos a idealizar a quien no debemos, las voces de nuestra conciencia nos advierten, a veces es la misma persona quien lo hace, no escuchamos, hacemos caso omiso, pienso que esa es la raíz del sufrimiento innecesario, pero después esa experiencia nos sirve para madurar y no regarla tanto la próxima vez.

Es por tales motivos que la melancolía que me invade es por partida doble: el fin de una etapa que me ha marcado para siempre y el haberme enamorado de quien no debía, pero no me quejo, todos los eventos desafortunados y afortunados tienen una razón de ser.

Otro día que transcurre lento en medio de un calor infernal, odio este clima, me sofoca, por eso me alegra el anochecer porque siempre refresca, más cuando permanezco un largo rato a la intemperie, ojalá que mañana amanezca nublado, ojalá que llueva pronto, la luna me observa, ¿se reirá de mí? , ¿Llorará conmigo?, ¿compartirá mis penas?

Las tres de la mañana y sigo despierta, me pongo a pensar en muchas cosas que tal vez no tengan solución, o no dependerá de mí resolver, el mundo atraviesa por una grave crisis económica y por un brote de influenza que amenaza con convertirse en una pandemia que azotará millones de vidas, esto ya ha ocurrido a lo largo de la historia de la humanidad, ¿Quién dice que no puede suceder ahora?, lo peor es que este tipo de desastres por lo general culmina en una guerra, espero que no sea así, porque entonces sería el fin seguro del planeta.

Otro asunto es la incertidumbre, ¿Qué haré después de la graduación?, hay tantas cosas que quisiera hacer: encontrar un buen trabajo, meterme a un buen curso de idiomas, seguir adelante con mi pasión por la escritura, más adelante que haya ganado dinero consideraría independizarme, pagarle los estudios a mi hermana, comprarle la casa de sus sueños a mi madre, desgraciadamente las oportunidades de empleo no abundan en el país. 







domingo, 7 de octubre de 2018

Otoño

Juan Ramón Jiménez (24 Diciembre de 1881. Moguer, España- 29 Mayo de 1958, San Juan, Puerto Rico)



Esparce octubre, al blando movimiento
del sur, las hojas áureas y las rojas,
y, en la caída clara de sus hojas,
se lleva al infinito el pensamiento.

Qué noble paz en este alejamiento
de todo; oh prado bello que deshojas
tus flores; oh agua fría ya, que mojas
con tu cristal estremecido el viento!

¡Encantamiento de oro! Cárcel pura,
en que el cuerpo, hecho alma, se enternece,
echado en el verdor de una colina!

En una decadencia de hermosura,
la vida se desnuda, y resplandece
la excelsitud de su verdad divina.





martes, 2 de octubre de 2018

Memorial de Tlatelolco

Poema sobre la matanza de estudiantes del 2 de Octubre de 1968. Rosario Castellanos (25 de Mayo de 1925 Ciudad de México- 7 de Agosto de 1974 Tel Aviv, Israel)


La oscuridad engendra la violencia
y la violencia pide oscuridad
para cuajar el crimen.
Por eso el dos de octubre aguardó hasta la noche
Para que nadie viera la mano que empuñaba
El arma, sino sólo su efecto de relámpago.

¿Y a esa luz, breve y lívida, quién? ¿Quién es el que mata?
¿Quiénes los que agonizan, los que mueren?
¿Los que huyen sin zapatos?
¿Los que van a caer al pozo de una cárcel?
¿Los que se pudren en el hospital?
¿Los que se quedan mudos, para siempre, de espanto?

¿Quién? ¿Quiénes? Nadie. Al día siguiente, nadie.
La plaza amaneció barrida; los periódicos
dieron como noticia principal
el estado del tiempo.
Y en la televisión, en el radio, en el cine
no hubo ningún cambio de programa,
ningún anuncio intercalado ni un
minuto de silencio en el banquete.
(Pues prosiguió el banquete.)

No busques lo que no hay: huellas, cadáveres
que todo se le ha dado como ofrenda a una diosa,
a la Devoradora de Excrementos*.
No hurgues en los archivos pues nada consta en actas.

Mas he aquí que toco una llaga: es mi memoria.
Duele, luego es verdad. Sangre con sangre
y si la llamo mía traiciono a todos.

Recuerdo, recordamos.
Ésta es nuestra manera de ayudar a que amanezca
sobre tantas conciencias mancilladas,
sobre un texto iracundo sobre una reja abierta,
sobre el rostro amparado tras la máscara.
Recuerdo, recordamos
hasta que la justicia se siente entre nosotros.



* Referencia a la deidad Tlazolteótl, en la cosmogonía azteca, la que escuchaba los pecados, el equivalente al confesor en el catolicismo.