REENCUENTRO
Alguna
zona boscosa aledaña a Madrid, España, miércoles 27 de marzo 2013
12:30
am
Quedamos de vernos en
el aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas, posteriormente rentamos un auto,
casi no hablamos durante el trayecto pero podía jurar que en nuestras mentes se
concretaban varias conversaciones detrás de una fachada angustiada.
Así estábamos las
cuatro: Gemma, Karyme, Miranda y yo, cada una sumida en sus pensamientos,
cruzando miradas de vez en cuando, cada una protegiendo su mente de una incursión,
supongo que la información clasificada que cada quien poseía saldría a la luz,
una vez que estuviéramos con Gauthier.
Hacía siglos de la
última vez que en que siquiera había visto aquella mansión perdida en el
bosque, procuraba evitar esos recuerdos, aunque ya no causaban ningún disgusto;
por lo cual, Gemma fue la encargada de conducir hasta allí. Visiblemente descuidada,
se encontraba aquella propiedad, ni sombra de lo que alguna vez fue, no me
extrañó, puesto que a su dueño no le importaba nada; sin embargo verlo de nuevo
sí me sorprendió.
Nos aguardaba en la
entrada, notablemente recuperado, había vuelto a ser el caballero guerrero de
antaño aunque ya no exudaba esa sexualidad agresiva y atrapante que de igual
forma lo caracterizaba, ¿Cuánto tiempo le habrá tomado recuperarse? Era una de
las tantas preguntas por hacerle.
En cuanto vio a Gemma
la abrazó, los ojos de ambos se aclararon, en los de él vi genuina conmoción,
algo que nunca había demostrado en siglos de conocerlo, aunque haciendo un poco
de memoria, con las únicas que se quitaba la coraza en ocasiones era con ella;
su madre, hermana, amiga y líder, siglos después, también lo haría con mi
descendiente, el amor de su existencia.
Con Miranda y Karyme
fue cordial pero distante, me dejó al final, terminándome de sorprender al
abrazarme y decirme en voz baja: “tenemos mucho de qué hablar”, “lo mismo
estaba pensando”- le contesté.
Por dentro la casona
no se veía tan deteriorada, había espacios acondicionado para visitantes de
confianza; especialmente para nosotras, y en otros, de plano brillaban por su
ausencia los muebles o cualquier otra ornamentación. Gemma y Gauthier se
dirigieron al que había sido su despacho, las demás nos fuimos a instalarnos y
luego, al notar que aún no salían, fuimos a dar una vuelta por los alrededores.
Apenas reconocí el
lugar, todo había cambiado, las escasas residencias de la zona también se veían
abandonadas, Miranda tenía el temor de que al volver ahí, un sitio donde había vivido
emociones tan intensas me trajera dolorosos recuerdos e hiciera mella en mi
estado de ánimo; sin embargo, no sentí nada, con toda honestidad puedo decir
que mi mente está ocupada en las mismas preocupaciones que nos atañen a todos
en estos momentos, las principales que nos trajeron aquí en primer lugar, después
las que vayan surgiendo, todo este tiempo me ha acompañado la sensación de que no
la tendremos tan fácil para salir de este embrollo.
Algunos misterios se irían
aclarando con el paso de los días, se vendría una reunión de Consejo (mi última
vez como testigo) y esa conversación pendiente que tendría con Gauthier.