Tendría como 11 o 12 años cuando lo conocí por primera vez y precisamente esa visita también fue muy próxima a vacaciones de Semana Santa. Es imposible recorrerlo en un día, desde esa edad me prometí volver, regresé mientras cursaba la secundaria en un par de ocasiones y otra vez yo sola en alguna de mis vagancias de preparatoria.
Ahora ya después de muchos años, regresé muy bien acompañada y nos llevamos gran parte del día, precedido por una hora de camino, no saliéndonos tanto de la zona norte, en la que ambos vivimos.
Lo primero que impresiona es la fuente de Tláloc, con el calor que ha estado haciendo desde el mes de febrero, dan unas ganas tremendas de refrescarse ahí.
Tratamos de recorrer todas las salas, algunas más rápido, otras, con más detenimiento, empezando por la sala prehistórica, pasando por las culturas del Golfo, de Occidente, del Noreste, la de Monte Albán y Mitla, impresionándonos con los Atlantes de Tula, algunas representaciones de Teotihuacán.
Máscara del Dios Murciélago de los zapotecas
Una vista del Templo de
Quetzalcóatl en Teotihuacán
Y la cereza del pastel: la sala mexica, la escultura de la diosa Coatlicue y el calendario visto de cerca es impresionante .
Las ruinas mayas son mundo aparte, el que por fortuna pude descubrir en mi infancia en vivo y a todo color, incluyendo los espectáculos de luz y sonido, los que por lo general y para mayor apreciación son en la noche.
Espero poder admirar de nuevo a Los Atlantes de Tula, las pirámides de Teotihuacán, fueron de esas excursiones de primaria, sería un paseo por la nostalgia y que si regreso siendo adulta tendría una diferente perspectiva, ojalá pueda darse pronto y con la misma buena compañía.
Museo Nacional de Antropolgía:
Av. Paseo de la Reforma s/n, Polanco, Bosque de Chapultepec I Secc, 11560 Ciudad de México, CDMX.