miércoles, 27 de septiembre de 2017

Postales (1)

Un día, de algún mes, de 1984...



Querida Miranda:

Cada paisaje en la Tierra posee una belleza especial, a pesar de que conozco muchos lugares no me había detenido realmente a prestar atención a mi alrededor como lo estoy haciendo en este viaje, ¡cómo me gustaría que estuvieras conmigo!

Hoy he visitado el castillo de Bran en Brasov,  Transilvania, de modo que mi inspiración se ha alimentado notablemente, aunque la vista que tuve el placer de contemplar no se compara para nada con las descripciones lúgubres de nuestro colega Bram Stocker.

Muchos saludos a todos. Los extraño.

Yamilet.



 

lunes, 25 de septiembre de 2017

Más poemas...

Eduardo Ritter Bonilla. No encontré demasiada información personal de él, sólo que sus últimos poemas los subió a una página de poesía en 2011


 Puebla de mi Corazón
En estas calles de Puebla
dejé sembrados mis días en cada fachada y puerta,
en cada poste y esquina, en cada plaza y banqueta que contempla la retina.
Y florecieron recuerdos
que el tiempo ha multiplicado
con generosa porfía; abundancia de momentos, circunstancias, y elementos
que constituye en mi vida.
En esta ciudad de Puebla
he sido participante de una época cambiante
en un tortuoso laberinto de gente y de movimiento
caótico, alucinante.
En este flujo incesante de vida a través del tiempo, este fluir semejante
al de la sangre por el cuerpo de esta ciudad que es mi Puebla,
hogar de mis sentimientos.





 Homero Aridjis (Michoacán, 1940)

Poema de amor en la Ciudad de México
En este valle rodeado de montañas había un lago,
y en medio del lago una ciudad,
donde un águila desgarraba una serpiente
sobre una planta espinosa de la tierra.
              
Una mañana llegaron hombres barbados a caballo
y arrasaron los templos de los dioses,
los palacios, los muros, los panteones,
y cegaron las acequias y las fuentes.
              
Sobre sus ruinas, con sus mismas piedras
los vencidos construyeron las casas de los vencedores,
erigieron las iglesias de su Dios, y las calles
por las que corrieron los días hacia su olvido.





domingo, 24 de septiembre de 2017

Compendio de poemas


Eduardo Zambrano (Monterrey, NL, 1960)

 POEMA SOBRE EL VALLE DE OAXACA
Ni la vieja gloria de los maravillosos imperios
se ha salvado.
Ni el orgullo de las catedrales,
ni siquiera el remanso de la fe en los monasterios
compiten con esa otra arquitectura
de cerros y nubes en el Valle de Oaxaca.
 
El tiempo gasta la dura piedra
y se desmorona la realidad.
El viento no dice palabra,
pero los follajes de los grandes árboles
parecen conversar aún con las nubes.
En estas tierras es evidente que solo los sueños
perduran. 

 
Enoch Cancino Casahonda (Tuxtla Gutiérrez, Chiapas 1928-2010) 
CANTO A CHIAPAS 
Chiapas es en el cosmos 
lo que una flor al viento. 
Es célula infinita 
que sufre, llora y canta. 
Invisible universo 
que vibra, ríe y canta 
Chiapas, un día lejano, serena, tranquila y transparente, 
debió brotar del mar ebrio de espuma 
o del cósmico vientre de una aurora. 

 


 

jueves, 21 de septiembre de 2017

¡México, creo en ti!


Por Ricardo López Méndez (1903-1989)

México, creo en ti,
Como en el vértice de un juramento.
Tú hueles a tragedia, tierra mía,
Y sin embargo, ríes demasiado,
A caso porque sabes que la risa
Es la envoltura de un dolor callado.

México, creo en ti,
Sin que te represente en una forma
Porque te llevo dentro, sin que sepa
Lo que tú eres en mí; pero presiento
Que mucho te pareces a mi alma
Que sé que existe pero no la veo.

México, creo en ti,
En el vuelo sutil de tus canciones
Que nacen porque sí, en la plegaria
Que yo aprendí para llamarte Patria,
Algo que es mío en mí como tu sombra
Que se tiende con vida sobre el mapa.

México, creo en ti,
En forma tal, que tienes de mi amada
La promesa y el beso que son míos.
Sin que sepa por qué se me entregaron;
No sé si por ser bueno o por ser malo,
O porque del perdón nazca el milagro.

México, creo en ti,
Sin preocuparme el oro de tu entraña;
Es bastante la vida de tu barro
Que refresca lo claro de las aguas,
En el jarro que llora por los poros,
La opresión de la carne de tu raza.

México, creo en ti,
Porque creyendo te me vuelves ansia
Y castidad y celo y esperanza.
Si yo conozco el cielo es por tu cielo,
Si conozco el dolor es por tus lágrimas
Que están en mí aprendiendo a ser lloradas.

México, creo en ti,
En tus cosechas de milagrería
Que sólo son deseo en las palabras.
Te contagias de auroras que te cantas.
¡Y todo el bosque se te vuelve carne!
¡Y todo el hombre se te vuelve selva!

México, creo en ti,
Porque escribes tu nombre con la X
Que algo tiene de cruz y de calvario:
Porque el águila brava de tu escudo
Se divierte jugando a los “volados:
Con la vida y, a veces, con la muerte.

México, creo en ti,
Como creo en los clavos que te sangran:
En las espinas que hay en tu corona,
Y en el mar que te aprieta la cintura
Para que tomes en la forma humana
Hechura de sirena en las espumas.

México, creo en ti,
Porque si no creyera que eres mío
El propio corazón me lo gritara,
Y te arrebataría con mis brazos
A todo intento de volverte ajeno,
¡Sintiendo que a mí mismo me salvaba!

México, creo en ti,
Porque eres el alto de mi marcha
Y el punto de partida de mi impulso
¡Mi credo, Patria, tiene que ser tuyo,
Como la voz que salva
Y como el ancla...!