jueves, 19 de julio de 2018

Licántropo



De nuevo lo seguí, me daba rabia admitir que era más rápido que yo, me resultaba curiosa la capacidad que tenía para dominar su brutalidad, algo que sólo habíamos logrado los seres nocturnos de sangre fría, con años, más bien siglos de concentración y práctica.

Una vez pasada su transformación, ya fuera porque amanecía o la luna menguaba, parecía un humano cualquiera, bueno, no tanto, era deliciosamente atractivo.

Completamente velludo, un pelaje azabache en el que empezaban a notar unas cuantas hebras de plata, como la misma luna que lo regía, unos ojos oscuros que igualmente rezumaban fiereza y picardía, una sonrisa blanca que invitaba a las más traviesas fantasías, su estatura no era impresionante pero con lo anterior que describí no le hacía falta, además al convertirse en lobo, aumentaba su tamaño exponencialmente.

Mis apetitos habían sido saciados con infinidad de mortales, jamás me había planteado, ni siquiera imaginado como sería con un depredador nocturno igual que yo, hasta que me topé con él, lo he estado siguiendo, me he sorprendido mordiéndome los labios, deseando poder hincarle el colmillo.


Pero en esta lucha de poderes, ¿Quién acabaría con quién?, ¿Quién perdería? ¿Quedaríamos satisfechos? ¿Se repetiría? Ojalá pronto pudiera tener respuestas a esas interrogantes, esta locura dejaría de torturarme cada noche…





 





No hay comentarios:

Publicar un comentario