viernes, 6 de abril de 2018

Crónica de una condena (Flor de Luna)



DOBLE PREOCUPACION



Ciudad de México, Viernes 01 de Marzo 2013

02:00 am

Por fin Gauthier me dio una fecha definitiva, lo que le orilló a hacerlo fue que ya no le interesaba alimentarse, la descripción de su última cacería fue angustiante, sumamente deprimente, ahora sabía con toda certeza cuán grave es el último escalón de la total apatía por la existencia inmortal, acaso, ¿era un proceso al que todos llegaríamos en algún momento?, ¿era inevitable? El método de nuestro suicidio asistido era brutal, quizá en cierta perspectiva, era nuestro final perfecto.
Para no afectar alguna de mis actividades, eligió el 26 de este mes que coincidía con la Semana Santa, su voz al teléfono se escuchaba apagada, más que de costumbre, en estos últimos años, me provocó sentimientos encontrados, cómo explicarlo: por un siglo lo adoré, creí amarlo, lo admiré, por un lado era un monumento a la sexualidad abrasadora, apremiante, asfixiante, por otro a la sangre fría implacable, imperturbable, indestructible y sin embargo ahora suplicaba por su muerte. Era como ver a un ídolo caer, así lo vi por mucho tiempo, después no podía más que sentir compasión y agradecimiento. Entender que en efecto, ya no tenía motivos para seguir entre nosotros.
Nos debíamos una larga y sincera charla antes de pasar a lo inevitable, ya que a través de varias décadas apenas nos dirigíamos la palabra, escasamente nos vimos y cuando hubo contacto por lo general era concreto, frío, comúnmente cargado de sarcasmo.

A esta serenidad que comenzaba a sentir la enturbió un correo electrónico de Gemma, su “hijo” Jonathan no llegó al festejo de Año Nuevo, ni había avisado a nadie, no habían tenido ningún tipo de contacto con él ni siquiera con su hermana, a la cual le contaba todo, tanto ella como su esposo iniciaron una búsqueda sin grandes resultados, no había rastro del muchacho, estaba oficialmente desaparecido y temían lo peor. Miranda estaba a mi lado leyendo con gesto apesadumbrado cada detalle del correo, dijo en voz baja con suma seriedad:

-      Tienen razón en sentirlo, exactamente así fue tu desaparición, nula comunicación, ninguna pista, todo esto lo sentí hace cinco años, de nuevo estamos a las puertas del infierno-.
-      Sí y vamos a necesitar toda la ayuda disponible-.
-      Es vital que Gauthier aplace su muerte, tiene experiencia en este tipo de búsquedas y rescates-.
-      No estoy segura que pueda ser posible-.
-      Tendremos que convencerlo-.
-      Gemma tendría que pedírselo, tiene esa autoridad-.
-      Entonces dile que nos alcance en París para la fecha que te dio Gauthier-.
-      No será ahí, quiere que sea en esa vieja propiedad que tiene en España, fue donde…
-      Entiendo, entonces hay que organizarnos-.

Comenzaron las llamadas, cada una le expuso a Gemma lo que pensaba, desde luego que aceptó que ir, una vez poniéndonos de acuerdo, me fui a la terraza, medité cuan frágil pueden ser nuestras emociones y nuestra existencia, en el fondo, somos muy parecidos a los mortales. El tiempo también nos engullía y antes de devorarnos por completo, nos cobraba lo que tuviésemos pendiente.






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