DOBLE
PREOCUPACION
Ciudad
de México, Viernes 01 de Marzo 2013
02:00
am
Por fin Gauthier me
dio una fecha definitiva, lo que le orilló a hacerlo fue que ya no le
interesaba alimentarse, la descripción de su última cacería fue angustiante,
sumamente deprimente, ahora sabía con toda certeza cuán grave es el último
escalón de la total apatía por la existencia inmortal, acaso, ¿era un proceso
al que todos llegaríamos en algún momento?, ¿era inevitable? El método de
nuestro suicidio asistido era brutal, quizá en cierta perspectiva, era nuestro
final perfecto.
Para no afectar
alguna de mis actividades, eligió el 26 de este mes que coincidía con la Semana
Santa, su voz al teléfono se escuchaba apagada, más que de costumbre, en estos últimos
años, me provocó sentimientos encontrados, cómo explicarlo: por un siglo lo
adoré, creí amarlo, lo admiré, por un lado era un monumento a la sexualidad
abrasadora, apremiante, asfixiante, por otro a la sangre fría implacable,
imperturbable, indestructible y sin embargo ahora suplicaba por su muerte. Era como
ver a un ídolo caer, así lo vi por mucho tiempo, después no podía más que
sentir compasión y agradecimiento. Entender que en efecto, ya no tenía motivos
para seguir entre nosotros.
Nos debíamos una
larga y sincera charla antes de pasar a lo inevitable, ya que a través de
varias décadas apenas nos dirigíamos la palabra, escasamente nos vimos y cuando
hubo contacto por lo general era concreto, frío, comúnmente cargado de
sarcasmo.
A esta serenidad que
comenzaba a sentir la enturbió un correo electrónico de Gemma, su “hijo”
Jonathan no llegó al festejo de Año Nuevo, ni había avisado a nadie, no habían tenido
ningún tipo de contacto con él ni siquiera con su hermana, a la cual le contaba
todo, tanto ella como su esposo iniciaron una búsqueda sin grandes resultados,
no había rastro del muchacho, estaba oficialmente desaparecido y temían lo
peor. Miranda estaba a mi lado leyendo con gesto apesadumbrado cada detalle del
correo, dijo en voz baja con suma seriedad:
- Tienen
razón en sentirlo, exactamente así fue tu desaparición, nula comunicación,
ninguna pista, todo esto lo sentí hace cinco años, de nuevo estamos a las
puertas del infierno-.
- Sí
y vamos a necesitar toda la ayuda disponible-.
- Es
vital que Gauthier aplace su muerte, tiene experiencia en este tipo de
búsquedas y rescates-.
- No
estoy segura que pueda ser posible-.
- Tendremos
que convencerlo-.
- Gemma
tendría que pedírselo, tiene esa autoridad-.
- Entonces
dile que nos alcance en París para la fecha que te dio Gauthier-.
- No
será ahí, quiere que sea en esa vieja propiedad que tiene en España, fue donde…
- Entiendo,
entonces hay que organizarnos-.
Comenzaron las
llamadas, cada una le expuso a Gemma lo que pensaba, desde luego que aceptó que
ir, una vez poniéndonos de acuerdo, me fui a la terraza, medité cuan frágil pueden
ser nuestras emociones y nuestra existencia, en el fondo, somos muy parecidos a
los mortales. El tiempo también nos engullía y antes de devorarnos por completo, nos cobraba lo que tuviésemos pendiente.
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