jueves, 31 de mayo de 2018

Crónica de una condena (Flor de Luna)


INCURSIONES ONIRICAS

Ciudad de México, Sábado 09 de Marzo 2013
03:00 am

Aún me sigue asombrando la cantidad de habilidades que comparto con el clan de Gemma, la que más me ha sorprendido descubrir y me ha sido bastante útil, es irrumpir en los recuerdos de mis compañeros de condición, algo que aparentemente sólo lo pueden llevar a cabo los miembros más antiguos; sin embargo, no me costó tanto desarrollarlo, me lo había otorgado mi guía espiritual cuando me instruyó en el proceso de transformación así como los poderes hipnóticos.

Comenzaré por explicar en qué consisten tales recuerdos y cómo nos ayudan; en primer lugar, se tiene la creencia de que nosotros no podemos dormir, en algunas versiones se ha manejado que lo hacemos de día, nuestra realidad es: lo podemos hacer en cualquier momento, sólo dormitamos, damos cabezadas, es ahí cuando hacemos una leve remembranza de nuestra existencia antes de adoptar la inmortalidad, es nuestra muy particular manera de soñar; en segundo, acorde a nuestros años o siglos de edad, podemos llegar a adentrarnos en los recuerdos de otros inmortales sin que éstos se den cuenta, según la pericia en esta habilidad, los invadidos pueden percatarse y bloquear la invasión, porque honestamente de eso se trata; el tercer punto, es que también podemos adentrarnos en las visiones presentes y futuras, lo cual ayuda a rastrear a cualquiera de nosotros, de la misma manera esta incursión puede ser neutralizada.

Los vampiros más jóvenes no se preocupan tanto por ejercitar esta habilidad, algunos de ellos tienen un pasado mortal que no quieren recordar o les emociona más adquirir otras destrezas, quizá por esa razón, ningún miembro del Consejo pudo adentrarse en la mente de Jonathan o Karyme, los “hijos de Gemma”, no les importó demasiado desarrollarla, no contaban con ningún recuerdo de infancia, nadie pudo hacerse presente en alguna visión actual que tuvieran, dado que no podían generarla.
Hace algunos días me pude trasladar a los recuerdos de Gauthier, no eran muy claros, parecía que estaba apreciando una película en baja definición en una televisión antigua, sus habilidades estaban menguándose debido a la falta de sangre, quizá no se daría cuenta de mi incursión, lo vi arrodillado vestido de negro en medio de la espesura de un bosque, muy cerca podía apreciarse un castillo antiguo, estaba ensayando el discurso para cuando lo armaran caballero, evento que nunca sucedió, me acerqué lo más posible a su oído y le supliqué:


"No nos dejes, aún hay causas por cuales pelear, se aproxima una batalla que nos tienes que ayudar a ganar, hasta morir o vencer"


Sólo espero que le haya llegado mi mensaje y mejor aún, le haya causado el impacto que todos esperamos.






jueves, 24 de mayo de 2018

La sortija de amatista. Parte 3



No podría explicar que fue lo que me impulsó a sacarla del estuche y probármelo en el dedo anular izquierdo, para mi asombro me quedaba a la perfección, alcé mi mano para que la tenue luz de la vela aromática de lavanda la alumbrara, quedé hipnotizada por unos minutos debido al brillo de las gemas, aún con el anillos puesto, dirigí de nuevo la atención a la mesa, tomé al paquete de cartas, el cual, removió todavía más mi curiosidad, nunca hubiese imaginado toda la historia que estaría detrás de esta joya y lo más extraño, el tiempo que había quedado guardada, ¿Por qué estuve destinada a encontrarla? Sólo el transcurso del tiempo me iría contestando esa interrogante.


Antes de empezar a leer alguna, le di un sorbo a mi copa de vino, suspiré, fui ordenando los documentos por fechas dispuesta a comenzar su lectura pero en eso llegó mi compañera, las guardé de nuevo, ella no era tan curiosa como yo así que no preguntó, nos sentamos a cenar, vimos el siguiente capítulo de la última serie que nos había atrapado y nos fuimos a dormir.



Los siguientes días estuvieron muy ocupados, por lo que no me acordé mucho del tesoro que había encontrado, hasta que una tarde relativamente relax, sin nada que leer puesto que ya había embalado todos mis libros, recordé aquellas cartas, y puesto que mi roomie estaría fuera todo el fin de semana, me dispuse a reordenarlas, el papel ya estaba muy amarillo, pude entender la caligrafía a pesar de no haber tenido tanto contacto con ese tipo de letra, esa primera carta fue el comienzo de una gran historia que lo incluía todo: romance, tragedia, drama y sin un final feliz.






domingo, 20 de mayo de 2018

No hay un amor más grande

Año de 1912. Edwina Winfield es una joven y hermosa mujer que está comprometida con Charles Fitzgerald, un joven miembro de una acaudalada y aristocrática familia inglesa, junto con toda su familia emprenden el viaje desde San Francisco, EUA para concretar el compromiso, el regreso lo emprenden en el Titanic, el cual naufraga, los padres de ella y el prometido mueren en la que con el paso de las décadas sería la más grande tragedia marítima de todos los tiempos.

Casi muere de dolor con la pérdida pero sin embargo se repone al ver que prácticamente ella sería la única que debía velar por sus cinco hermanos: Phillip de 17 años, George de 12, Alex de 6, Fanny de 4 y Teddy de 2 en ese entonces, se dedicará a cuidarlos, salvaguardar el negocio familiar, por lo tanto se cierra a cualquier otro sentimiento y sobre todo porque aún le pesaba el recuerdo de su prometido.

Con el pasar de los vivirían muchas experiencias tanto felices como infortunadas debido a los diferentes carácteres de sus hermanos, como pudo lograría sacarlos adelante, ayudándolos a lograr sus sueños y cumplir sus metas, al final su sacrificio tendría una recompensa: un amor aún más maduro y realista, aunque para eso tuvo que esperar doce años.

La tragedia del Titanic, la Primera Guerra Mundial, la crisis de 1929, el surgimiento de la industria cinematográfica en Hollywood marcan el contexto histórico de esta romántica historia de la autora Danielle Steel.






sábado, 19 de mayo de 2018

Los profesores en mi vida

En realidad han sido pocos los que de cierta manera la han marcado pero a todos agradezco la disciplina impuesta en clase porque me ha ayudado bastante.

Definitivamente aquellos que se han presentado con una imagen muy estricta pero sin embargo a medida que los iba tratando se convirtieron en un apoyo emocional inclusive en una guía espiritual, sorprendentemente, en el momento que más lo necesité.

Casi a mitad de la primaria, nos mudamos de estado y llegamos a casa de parientes, creo que no hace falta aunar en que la situación empezó y se fue tornando más tensa, convirtiéndose la escuela en mi único escape, la profesora Ana Luz lo notaba, quizá por lo mismo me exigía más, sobretodo en cuanto a ortografía y redacción, sabía que mantenerme ocupada era una distracción, con la cual, olvidaba un poco lo vivido en casa. De ahí se reforzó mi gusto por la lectura y nació mi pasión por la escritura.

Al profesor Armando, llegó como suplente a medio año, tenía educación militar y la imponía en clase, él se dio cuenta del acoso que sufría de parte de un primo, no sólo a mí sino a toda la escuela, tomó cartas en el asunto y lo expulsaron, tengo que aceptar que al principio no me cayó muy bien, fue mi primera lección de que las apariencias engañan y se necesita más de una primera impresión para formarte el juicio acerca de algo o alguien.

El profesor Eduardo, también al principio entró con una pose sumamente estricta o como decíamos los chavos noventeros, "se pasaba de mamón", en mi último año secundaria conocí a mi primer confesor, era fácil desahogarse con él, no sólo para mí, el resto de mis compañeros lo confirmaba, nos escuchaba y aconsejaba mejor que la misma orientadora, la cual por cierto, era un hígado. Al maestro Lalo lo aquejaba una rara enfermedad que le provocaba notables inflamaciones en el rostro, subió de peso considerablemente y comenzaron a fallarle las funciones de órganos vitales, al salir de la secu y visitar la escuela en primer año de preparatoria (la nostalgia aún me invadía) estaba irreconocible, sus últimas palabras: echénle ganas y disfruten la vida al máximo pero con responsabilidad.

¿Por qué dije últimas?, al pasar a mi segundo año de prepa, al acompañar a mi hermana a la habitual pastorela navideña de cada año,  por medio del súper rocker profesor de música me enteré que apenas un par de meses, el maestro Lalo había muerto, el nudo en la garganta me duró varias noches, hasta que en una, solté el llanto y me dije: a dónde sea que haya ido, ya no es esclavo de su cuerpo, por fin es libre, gracias por las enseñanzas.

Y así me fui topando con personas en mi vida que muy a su manera me fueron dejando aprendizajes, aunque no recuerde sus nombres, les agradezco haber sido parte de mi existencia.






domingo, 13 de mayo de 2018

Eternidad (Del baúl del pasado)

Lo que significa para mí:


La eternidad es relativa cada quien le da un significado, un tiempo, un espacio, aunque sabemos que nada es para siempre pero podrá ser duradero, es a partir de esto que podemos decir que una eternidad será de unos minutos o segundos, semanas o meses, unos años o siglos, depende de lo que cada uno de nosotros quiera que se prolongue tal situación”.




 

domingo, 6 de mayo de 2018

Un oasis en el desierto. Parte 7


Al tener un negocio próspero en mis manos tras 5 años de residencia en Londres y haber logrado uno de mis más grandes sueños: concluir la carrera de Arquitectura, tomé esa importante determinación, para lo cual, planeé un viaje al Cairo; esa fue la primera sorpresa, la segunda, fue organizar un paseo diurno por el Nilo en una embarcación muy típica llamada felucca, el paisaje era espectacular, adecuadamente iluminado por la luz de la luna llena.


Gemma observaba extasiada, seguramente recordaba la primera vez que hicimos una excursión similar, yo, no podía dejar de verla, su piel resplandeciente, el muy oscuro pelo surcando en las brisas de la noche, el semblante tranquilo que se transformaba con la más hechizante de las sonrisas, sus ojos ahora se veían negros pero con algo de luz se apreciaba un violeta que en definitiva, era y seguiría siendo atrapante, creo que ni la mismísima diosa Isis tendría un ligero parecido con ella.


Pronto llegamos a un pequeño campamento a orillas del río que ya estaba instalado para pernoctar ahí, en un escenario similar había transcurrido nuestra primera noche juntos, ahí fui realmente consciente de ese cambio de temperatura corporal que por mucho tiempo me intrigó, jamás una experiencia apasionada me había sido tan placentera como en aquella ocasión, en la que todos mis sentidos fueron deleitados.


Después de un recorrido nocturno a camello por las pirámides y que nuestros guías se retiraron a descansar, nos fuimos a nuestra tienda, los nervios empezaron a dominarme, ella lo notó y empezó a surtir su efecto tranquilizador, ese era otro don que me fascinaba, ese tacto suyo que conseguía relajarme casi me noquea, la detuve y como si nos leyéramos el pensamiento dijimos al unísono: salgamos a contemplar el amanecer.



Tomamos unas mantas, caminamos un poco pero sin alejarnos demasiado del campamento, justo en el cielo se iniciaba ese cambio de colores que lo anunciaría en un par de horas más, después de un largo rato de mirarla totalmente absorto, suspiré y por fin pude articular palabras:

-          Estoy más que dispuesto a unir mi vida contigo, con todo con lo que conllevaría, matrimonio, conversión, todo lo que implique estar contigo, estoy más que seguro, siempre y cuando consideres que soy un compañero digno de ti-.


Sus ojos se tornaron más claros, puedo jurar que así fue, sonrió con cierta expresión traviesa que no es tan habitual en ella y por lo mismo, me seduce cada vez que lo hace y expresó:


-          Es una propuesta de matrimonio un poco fuera de lo común-.

-          Nuestra relación no lo ha sido precisamente, pero si prefieres, lo puedo hacer de la manera tradicional- indiqué al mismo tiempo que me arrodillaba y proseguí:



-          No concebí la existencia sin volver a verte, para mi has sido ese torrente de brisa fresca que me despertó del letargo y en medio de una gran sed de ser yo mismo fuiste y seguirás siendo mi oasis en el desierto, por eso y muchos motivos más te pregunto: ¿te quieres casar conmigo?-.



-          Por supuesto que acepto- contestó sin dejar de verme.



Le hice entrega de un anillo de oro blanco, en el centro sobresalía una amatista idéntica a sus ojos rodeada de circonias, pasada la emoción, nos concentramos en la salida del Sol, regresamos a nuestra tienda, alistamos nuestras cosas y nos llevaron de vuelta al hotel en el centro del Cairo, me escabullí a su habitación y la celebración por nuestro compromiso adquirió un tinte erótico, está vez el éxtasis alcanzado tuvo un sabor diferente, me preguntaba si al convertirme también lo tendría. Jalil Abbud