jueves, 24 de mayo de 2018

La sortija de amatista. Parte 3



No podría explicar que fue lo que me impulsó a sacarla del estuche y probármelo en el dedo anular izquierdo, para mi asombro me quedaba a la perfección, alcé mi mano para que la tenue luz de la vela aromática de lavanda la alumbrara, quedé hipnotizada por unos minutos debido al brillo de las gemas, aún con el anillos puesto, dirigí de nuevo la atención a la mesa, tomé al paquete de cartas, el cual, removió todavía más mi curiosidad, nunca hubiese imaginado toda la historia que estaría detrás de esta joya y lo más extraño, el tiempo que había quedado guardada, ¿Por qué estuve destinada a encontrarla? Sólo el transcurso del tiempo me iría contestando esa interrogante.


Antes de empezar a leer alguna, le di un sorbo a mi copa de vino, suspiré, fui ordenando los documentos por fechas dispuesta a comenzar su lectura pero en eso llegó mi compañera, las guardé de nuevo, ella no era tan curiosa como yo así que no preguntó, nos sentamos a cenar, vimos el siguiente capítulo de la última serie que nos había atrapado y nos fuimos a dormir.



Los siguientes días estuvieron muy ocupados, por lo que no me acordé mucho del tesoro que había encontrado, hasta que una tarde relativamente relax, sin nada que leer puesto que ya había embalado todos mis libros, recordé aquellas cartas, y puesto que mi roomie estaría fuera todo el fin de semana, me dispuse a reordenarlas, el papel ya estaba muy amarillo, pude entender la caligrafía a pesar de no haber tenido tanto contacto con ese tipo de letra, esa primera carta fue el comienzo de una gran historia que lo incluía todo: romance, tragedia, drama y sin un final feliz.






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