jueves, 28 de junio de 2018

Encuentro con un fantasma


El espíritu de la fuente (Del baúl del pasado)



Volvió a pasar el tiempo, par que hubiera más iluminación en las noches, mandé instalar cuatro pequeños faroles en el patio, lo hice pensando par que esta vez pudiera ver mejor la sombra, ahora si me armaría de valor y me le enfrentaría.
                                                                    
Dieron las dos de la madrugada, yo estaba afuera detrás de un pino muy cercano a la fuente, después de un rato apareció esta vez si pude distinguirla, me ayudó también la luz de luna, su vestido era color púrpura, su cara esta cubierta con un velo, lentamente se sentó en un borde de la fuente y se descubrió el rostro.

Su piel era muy blanca, tenía unos rasgos perfectos, cabello castaño, ondulado, de repente se cubrió la cara con las manos y comenzó a llorar.

Me acerqué despacio, me senté a su lado y le pregunté:

- ¿Puedo ayudarte en algo?-.

Ella levantó la vista, dejó de llorar y fue cuando pude ver sus ojos, eran color miel, entre sollozos atinó a decir:

- ¿No te asusta verme aquí?-.

-No, porque sé toda la historia, también sé porque tu alma sigue penando- le contesté.

- Entonces sabrás que estoy condenada a seguir así para siempre- recalcó.

- Todo tiene solución, eso que estas buscando puede estar en cualquier parte de esta casa-.

- Sé exactamente donde está, pero necesito ayuda, hasta ahora nadie se me había acercado, todos se asustan cuando me ven pasar y mas cuando me oyen llorar-.añadió.

- ¡Todo pudo ser resuelto desde hace tiempo!, dime donde está el medallón, quiero ayudarte- exclamé.

- Alrededor de la fuente hay azulejo, justo debajo de este enterré el medallón, no muy profundamente, pero hay que quitarlo para poder escarbar- me explicó.

-¿Por qué lo enterraste ahí?, creo que hubiera sido mejor que te sepultaran con el-.

- Mi última voluntad la dejé en una carta a mi dama de compañía en donde explicaba porque me suicidaría, que cuando encontraran mi cadáver lo incineraran y que las cenizas las arrojaran al lago, es por eso que lo escondí aquí para que no pasara de mano en mano en el tiempo y que cuando llegara alguien que me comprendiera, me ayudara a encontrarlo para poder cumplir ahora sí mi último deseo-.

- Y, ¿Cuál es ese?- insistí.

- Ir a la parte más antigua del cementerio y enterrar el medallón en la tumba de Rafael, mi único y verdadero amor- concluyó.









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