Sé que por lo general no tienes días gratos; al menos, no he sido testigo, a la vista no despiertas ningún sentimiento positivo, tal vez no sea tu culpa, no tengo idea de tu situación y quizá te he pasado tantas que no me interesa porque no me generas ni un gramo de empatía.
Por costumbre y mi carácter prudente tiendo a ignorar tus indirectas, a seres como tú hay que tenerlos a larga distancia para evitar que nos intoxiquen con su pútrida alma.
Obvio llega un día en el cual no estoy de humor, ¿sabes? también tengo a cuesta mis propias frustaciones y ya llegué a mi límite; ahora, si aparte ya tu desplante fue directo y contra un ser que amo, ¿Qué esperabas?
El coraje se me subió a la cabeza, salió de repente ese ser agresivo, grosero y estúpido que normalmente no soy, me desconocí pero por desgracia todo fue tan rápido que en el intercambio de insultos, salí perdiendo con uno, lo cual hizo que hirviera aún más la sangre y tuve que pasar un rato para que se menguara esa sensación
¿Sabes que satisfacción tengo? Tuve un día malo y lo desquité contigo, la enseñanza que me deja, será ayudarme a tener más templanza en el futuro; otro punto que agradecer, soltar maldiciones ¡es exquisito!, casi tan placentero como tomarse un caballito de golpe, hace tiempo que no lo hacía.
Ahora sólo queda recomendarte encarecidamente que busques ponerle solución a lo que tanto te jode la existencia, yo lo hago, mis días malos son escasos, tú sin embargo, vas que vuelas para que sean eternos. Trata de ser feliz aunque en tu vocablo por el momento no tenga cabida esa palabra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario