miércoles, 20 de diciembre de 2017

Crónica de una condena (Flor de Luna)



RECORDATORIO

Ciudad de México, Martes 27 de Noviembre 2012
12:30 am

A mi regreso de Irlanda me vi inmersa en diversas ocupaciones, mis clases en el INAH, los trámites burocráticos para que Miranda y yo pudiéramos contraer nupcias en mi ciudad, donde afortunadamente desde hace tres años ya era legal el matrimonio entre parejas del mismo sexo, también nos dimos a la tarea de contactar a nuestras contadas amistades al enlace pero que vendrían de varias partes del mundo, fijamos la fecha iniciando otoño del próximo año.

No había tenido tiempo ni de escribir este diario y no tenía otra cosa más en mente, desde la propuesta hasta ahora me había encerrado en mi mundo, estaba enfrascada en mi felicidad; por otro lado, a Miranda le ocurría lo mismo, se encontraba arreglando el papeleo necesario para arrendar su apartamento de Nueva York y también tendría que renovar el de otra pequeña propiedad que tenía en Inglaterra y de paso, celebrar el Samhain de ese año. De nuevo otra llamada de Gauthier me tomó por sorpresa:


-      -Espero tu mente se encuentre más despejada- me dijo a modo de saludo.

-   -Te aseguró que sí- murmuré sin emoción.

-   -Por cierto, felicidades por tu próxima boda- atinó a felicitarme.

-  -Gracias, ella ya adivinó la petición que me hiciste en París, incluso te apoya, afirma que está en deuda contigo- asesté.

-  -No lo dudo, vaya que mis conocimientos aportaron mucho en aquella ocasión- presumió.

-  -Supiste que hacer perfectamente, entiendo de sobra las razones, ella las ignora pero las sospecha- inquirí.

-  -Ahora esos saberes están en tus manos, puedes hacer lo que quieras con ellos- recordó.

- -Dejémonos de más charla de fría cortesía, supongo que el motivo de tu llamada es saber mi decisión final- solté de repente.

- -Si no es mucha molestia, creo que ya esperé suficiente- atizó con cinismo.

- -Ya sabes que no estoy en contra de que dejes de existir, te estoy doblemente en deuda, pon fecha para tu suicidio asistido- ordené sarcásticamente.

- -Será muy a principios del año que vine, no te preocupes, no interferiré con tu enlace nupcial, te deseo lo mejor, te dejaré con mi primo Axel el regalo de bodas para ambas- finalizó y cortó la llamada.


Esa era el tipo de comunicación que desde siempre hubo con él, directa, fría, sin grandes vueltas, al principio me irritaba profundamente después me fui adaptando hasta que incluso yo misma adopté esa actitud en algunos aspectos de mi existencia, le encontré utilidad, esa fue una de tantas enseñanzas que me dejó.





No hay comentarios:

Publicar un comentario