A pesar de que los días siguen siendo más cortos y las noches más largas, la oscuridad sigue reinando, ya comienzan los primeros deshielos, la fauna y la flora empiezan a desperezarse de un letargo que pareciera eterno, empiezan a celebrarse los primeros destellos de luz, comienza el renacimiento del dios Sol.
Las primeras antorchas iluminan las calles, en representación de la propia iluminación e inspiración de la mente y alma humanas, de la luz y el calor del próximo arribo del equinoccio de primavera, en casi todas las casas se encienden velas rojas, blancas, y amarillas, un olor a incienso de jazmínes y rosas el ambiente se ha impregnado, compartiendo las bebidas propias de esta festividad: vino, leche, jugos de frutas.
La fiesta de las luces ha iniciado, en honor a Brigid hemos brindado, para que nos proporcione inspiración, sanación y calor el resto del año. Miranda McDowell
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