viernes, 19 de enero de 2018

Crónica de una condena (Flor de Luna)




VISITA INESPERADA

Ciudad de México, Viernes 28 de Diciembre 2012
01:00 am

Nochebuena la pasé sola; sin embargo, la mañana de Navidad, Miranda me dio la grata sorpresa de arribar sin avisarme, no es que no lo hubiera hecho antes, pero ahora todo tenía un sabor especial, después de instalarse y tomarnos una buena taza de ponche navideño, que le había encantado desde la primera vez que lo probó conversamos de temas triviales, incluso hicimos algunos chistes acerca de la paranoia de la gente que creyó que precisamente ese año el mundo terminaría, no soy una experta del mundo maya, pero sólo se trataba del fin de una era, como tantas otras veces había ocurrido.

Emprendimos un viaje corto al Nevado de Toluca y al día siguiente fuimos al Ajusco, nos alcanzaron una pareja de amigos que yo consideraba como familia y nos enfrascamos en una guerra de bolas de nieve, con Miranda la diversión siempre estaba garantizada, regresamos muy tarde, apenas llegamos al departamento, nos dimos cuenta que estaba estacionado enfrente un vehículo que no se nos hizo conocido aunque el aroma que impregnó el ambiente sí, ese dejo a jazmines de Oriente Medio era inconfundible. Enfundada en un abrigo color arena y con la oscura cabellera ondeando en el frío de la madrugada, nos saludó con la sonrisa serena de siempre Gemma Waldorf, iba sola y sin equipaje, lo cual indicaba un viaje rápido y muy concreto, ni como negarlo, había logrado inquietarnos.

Después de los saludos, algunas bebidas y conversación trivial, llegamos al punto del asunto que la había llevado a realizar un viaje tan precipitado, más aun en estas fechas cuando ella era muy dada a festejar en familia, como leyéndome el pensamiento, dijo por fin:

-      Perfectamente sabes que para mí todos ustedes son familia aunque no lleven mi apeido ni vivan conmigo- esbozó esa sonrisa que desarmaba pero a la vez tanta confianza proyectaba.
-      Disculpa, aún no me acostumbro- solté apenada.
-      Siglos de conocernos y ¿todavía lo dudas?- asestó soltando una leve risa.
-      Es precisamente su manera de “sonrojarse”, una de las características que tanto me atrae- intervino Miranda.
-      Ya te consideraba parte del clan aún antes de que decidieras unir tu existencia con alguno de sus miembros más antiguos- confesó Gemma.
-      Gracias, aunque no creo que felicitarnos por nuestra boda sea el único motivo de tu presencia en nuestra casa- espeté de repente.
-      A la cual siempre serás bienvenida- suavizó Miranda.
-      Es verdad, también viene a entregarles uno de sus regalos por adelantado, es el viaje de luna de miel a la Polinesia Francesa, el diseño de sus trajes de novia correrá por mi cuenta, eso ya lo deberían dar por sentado- anunció Gemma sin perder su habitual estoicismo.

Luego de los agradecimientos pasamos al tema que nos competía y no me sorprendió tanto escuchar lo que venía a continuación:


-      Hace tiempo que sospechaba de las intenciones de Gauthier, así que comencé una investigación por mi cuenta; de igual forma, di con el paradero de varios clanes de licántropos, inclusive pacté algunos acuerdos con la mayoría de los que conocí, no les interesa iniciar enfrentamiento con nadie, quieren llevar su vida lo más normal que sea posible, al parecer los que significaban una amenaza han sido erradicados, pero de todas maneras, me gustaría que acopláramos la información que tenemos- concretó con cierta expresión imperiosa.
-      Por supuesto, podríamos revisarla en mi estudio ahora- declaré.
-      Tampoco es absolutamente necesario que sea ya- atenuó con la sonrisa pacífica que había perdido hace unos segundos.
-      Podría ser mañana entonces, en lo que concierne a Gauthier…-
-      Sé que desde hace algún tiempo no encuentra sentido a seguir entre nosotros, a nadie se le debe obligar a seguir existiendo, lo sé por experiencia; así que ese asunto, lo dejo totalmente en tus manos, te tiene esa confianza y honestamente, no podría llevarlo a cabo- confesó con gesto apesadumbrado.
-      ¿No estás en contra?- quise asegurarme.
-      Nunca lo he estado, aunque deberás saber que al no estar él, tendrás que ocupar su lugar en nuestro Consejo, eres la que sigue en antigüedad y eres de su mismo elemento, es como debe estar conformado, no alterará tu ritmo de vida, nos reunimos sólo que cuando es  en realidad apremiante- explicó persuasivamente.
-      Será un honor, eso es seguro- acepté.
-      Miranda te instruirá en lo que sea necesario, será tu bienvenida oficial en nuestra familia- declaró Gemma.



Dicho esto, Miranda se fue de la sala, tardó unos minutos en regresar, supuse que había ido a su habitación, a su retorno, trajo consigo una cajita de terciopelo azul, en su interior había un anillo en oro blanco con aleación de amarillo para la forma de los rayos solares, incrustaciones de brillantes, dos pequeño zafiros, la principal era una piedra lunar, fue cuando me lo entregó y comenzó el discurso:

-      Precisamente tenía planeado entregártelo en éstas fechas pero te adelantaste en la ceremonia de Litha, la Luna y el Sol hacen referencia a las pirámides de Teotihuacán, los zafiros, al gran lago de Texcoco en donde se asentó la cultura que te adoptó y aprovechando que se encuentra Gemma y es lo más cercano que tengo a un pariente, sello de esta manera mi compromiso contigo- me lo puso en el dedo anular de la mano izquierda y nos besamos.

Terminamos el festejo con un brindis, el día siguiente nos dedicamos a comparar la información con la que Gemma y yo contábamos, al principio no notamos nada diferente, hasta que un par de nombres que figuraron en las bases de datos llamaron nuestra atención, en ese momento no imaginamos en qué medida tendrían peso en nuestros futuros “dolores de cabeza”. 








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