viernes, 28 de julio de 2017

Gustos culposos

Son esos placeres que nos resultan inconfesables pero en realidad no tienen nada de grave, inclusive llegan a dar risa.

Van desde: una muy mala película, una saga literaria sobre inmortales que raye en lo cursi, ¡ejem!, algún género musical que nunca admitirías que en ocasiones tarareas pero no tendrías por nada del mundo en tu play list, ese platillo sumamente calórico que tu dieta no lo permite y para acabar, esa persona que en apariencia, aficciones e ideologías no van contigo pero, ¡caramba!, vaya que te mueres por dártel@.

El mío lo recuerdo con agrado, iba en la preparatoria, yo era la chica culta, soñadora romántica de clóset pero casi siempre salía a relucir el lado cínico que podía ser sútil y muy hiriente cuando es necesario, la verdad aún sigo siéndolo.

En ese entonces era la amiga de la chica a la que se le estereotipaba como fresa y popular, al verme con ella me clasificaban igual hasta que se tomaban la molestia de conocernos mejor se daban cuenta de que éramos buena onda.

Y ahí estaba él, el chico skate cuyos graffitis eran obras de arte, tenía una risa boba pero una mirada de grandes ojos oscuros en los que se leía profundidad de sentimientos y esos 1.80 de estatura hacían temblar a mis 1.60 de aparente seguridad y sarcasmo. La prepa se nos fue en un constante suspirar, miradas, sonrisas coquetas y nerviosas, no sé que nos detenía pero de haber coincidido en un viaje de práctica seguramente hubieran pasado muchas cosas. Él salió un semetre antes y me dejó una nota:

"Podemos tener muchos sentimientos el uno por el otro pero no terminaría bien, eres ese gusto culposo que es mejor que se quede así", a partir de ahí le perdí la pista para siempre.

Más o menos por estas fechas pero del año 2012 se me ocurrió de repente buscarlo en Facebook, para mi sorpresa tiene un perfil, le mandé solicitud y un mensaje, claro, omitiendo la parte de la atracción de hace años, hasta la fecha; o sea, cinco años después no me ha contestado, quizá siga creyendo lo mismo.

















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