“Una nueva corazonada me persigue, sólo que en esta ocasión no tengo la menor
idea de lo que podría ser, quizá otro peligro esté acechándome, esperando a que
me distraiga para encajarme sus garras en la yugular, dispuesto a destrozarme
sin ninguna compasión, probablemente esas pesadillas regresen a mi
subconsciente para advertirme, no me importaría despertar alterada en medio de
la noche, estaría completamente dispuesta a tener otra madrugada febril”.
El haber hecho esto me calmó un poco,
cerré el cuadernillo, apagué la luz, subí a mi recámara, mi ventana estaba
abierta, me pareció raro porque la había dejado cerrada con seguro, antes de
repetir el procedimiento no pude evitar asomarme, en ese instante escuché un
aullido aterrador que me estremeció y que casi me congeló las entrañas, me
acosté y abracé con fuerza a Jorge Luis, definitivamente me convencí de que ese
alarido era la señal de que la tempestad estaba por aproximarse, sea lo que sea
estaré esperándola, la enfrentaré aunque pierda la vida en ello.
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