EL INICIO
13 de Diciembre 2011, Ciudad de México.
11:30pm
Justo a esta hora me siento frente al monitor de la
computadora para teclear la ideas que rondan mi mente, porque tendré que
empacar esta máquina, tomaré un vuelo dentro de algunas horas, ¿Qué
hubieran pensado mis antepasados de que se pudiera guardar información
de esta forma?
Inclusive yo no me hubiera imaginado conocerlo y
mucho menos manejarlo con la misma destreza que pintaba códices y más
tarde aprendí a escribir castellano con una caligrafía que rayaba la
perfección y que hoy en día es anticuada incluso para las cartas de
amor.
Unas horas más tarde estaré en Vancuver, Canadá, allá me
reuniría con mis compañeros de condición, a los que practicamente
consideraba mi familia, conviviría unas cuantas semanas con ellos y
después partiría a París a entregar unos reportes.
Me apasiona mi
trabajo, consiste en rescatar la cultura, el arte y sobretodo las piezas
arqueológicas prehispánicas, concretamente aztecas. Colaboraba con el
Museo de Antropoogía e Historia, iba a excavaciones, compartía
información con otros museos de todo el mundo y escribía libros.
¡Si
mis lectores hubieran imaginado que lo relatado en ellos fueron mis
propias vivencias!, creo que a nadie le pasaba por la mente y en parte
lo agradecía.
Llevaba muchos años en la arqueología, paralelamente
los mismos en la antropología, esto lo hago por pasión y por cierto
deber para con mi extinto pueblo, ya que honestmente no se gana mucho
dinero en esto, mi soporte ha sido una fortuna que se acumuló desde la
época colonial y el manejo de habilidades que ya describiré como las
obtuve.
A menudo me pongo a recordar las circunstancias que me
condujeron a donde estoy, de como a pesar de la rígida educación y las
tradiciones de mis antepasados, mi forma de pensar fue marcadamente
práctica porque lo único que deseaba era adquirir conocimientos y
destrezas, no me interesaba casarme ni generar descendencia, no me
atraía la idea de llevar una vida como las demás mujeres de mi época,
creo que estaba muy adelantada a ésta.
En cuanto a mi apariencia
física, que siga siendo un misterio, sólo les diré que mi reflejo ante
el espejo a pesar de los siglos transcurridos no ha cambiado, soy
consciente de que tengo un poder de atracción casi hipnótico que he
usado en mi beneficio, incluso antes de tomar la decisión que cambiaría
mi destino para siempre, ya jugaba esta carta a mi favor.
"No creo en la suerte ni el azar, todo cuanto me ha acontecido fue producto de buenas o malas decisiones".