Somos dos mundos aparte.
Tú eres el Sol, los colores, la alegría, las risas, la compañía, el calor y la primavera.
Yo soy la Luna, la oscuridad, la melancolía, el llanto, la soledad, el frío y el invierno.
Tú traes la música, el ruido y el ritmo en la sangre, yo en cambio traigo el silencio, la meditación y la rigidez.
A tí la soledad te mata, te angustia, te aterra, a mí me reconforta, me nutre el espíritu.
Los dos poseemos conocimientos y el deseo de adquirir más, quizá en eso somos similares.
Aunque seamos diferentes como el día y la noche, cuando nos fundimos en un beso nos derretimos igual
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