No recuerdo la fecha exacta, pero aproximadamente nos faltaba un año para terminar la carrera, estábamos haciendo el servicio social ya ya teníamos pocas clases, fue uno de ésos días en que ya no teníamos que regresar a la escuela cuando se nos ocurrió a las cuatro que últimamente nos juntábamos y jalábamos más a donde la locura nos surgiera, y por supuesto, nos dirigiera. Fue así como nos quedamos de ver en la línea 1 del Metro de la Ciudad de México, en concreto, en la estación Cuauhtémoc, saliendo de ahí caminamos unas cuantas calles para llegar a La hija del Apache, donde la especialidad eran los curados.
La fila para entrar era enorme y la sed nos apuraba, pero fue el momento preciso para conocer más gente e ir entrando en ambiente, cuando por fin pudimos accesar, la orden no se hizo esperar, curados de fresa, guayaba y zarzamora circularon a nuestra mesa, todo acompañado amenamente por éxitos del rock en nuestro idioma.
Se nos fueron las horas pero no lo suficiente para que se nos olvidara el concierto de La Castañeda en la explanada municipal de Atizapán, Estado de México, así que emprendimos la travesía de regreso.
Llegamos al lugar algo enfiestadas y apenas a la apertura del grupo, los "borregazos" ya impregnaban el ambiente, ni la quema de copal lo pudo mitigar, en verdad fue de ésos eventos que se quedan en la memoria, he aquí una de las rolas llegadoras. No sé si siga existiendo los pulques de La Hija del Apache, ojalá que sí...
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