Malinalli o Malitzin, uno de los personajes más juzgados de la Historia, uno de los más misteriosos y admirados por algunos, habría que ponernos un poco en su lugar para entender el contexto histórico y su situación personal, ¿hubiesemos hecho lo mismo?
Nació siendo noble pero nunca ejerció sus derechos, su madre contrajo matrimonio con otro señor principal al poco tiempo de morir su padre y quiso deshacerse de ella, su abuela se opuso y se encargó de su educación hasta muerte caundo la niña apenas tenía 5 años y entonces fue vendida a mercaderes de Tabasco, lo cuál facilitó que fuera bilingüe (náhualt y maya).
Compartió con su abuela la creencia que el dios Quetzalcóatl retornaría para terminar con los sacrificios humanos, a eso se aferró cuando conoció a Hernán Cortés, con él tuvo la esperanza de tener estabilidad, el tiempo le demostraría que no sería así.
La Historia la ubicaba a mitad de sus veintes, ésta versión en la adolescencia, nos adentra a los conocimientos que adquirió con su abuela, al dolor y desolación que sintió con su muerte, el odio a su madre, a la zozobra de ir de un lado para otro, sin ninguna seguridad, buscando tranquilidad y algo de paz en su vida y finalmente, encontrarla en Juan Jaramillo, con quién nunca se vislumbró.
La narración cala en lo más profundo de las emociones y todo de la mano de Laura Esquivel, autora de otra obra entrañable: (Como agua para chocolate, 1990)
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