EN LA CIUDAD LUZ
París, Francia a Jueves 21 de junio 2012
11:00 pm
Miranda y yo llegamos ayer a las 5 de la tarde, en esta ocasión habíamos elegido un moderno y cómodo hostal cercano al Museo de Louvre, podíamos permitirnos hospedajes más costosos pero no se nos antojó esta vez, ambas nos hemos adaptado a nuestros gustos mutuos.
Fuimos a ver una función nocturna en el mítico Moulin Rouge, en esa misma zona pero esperando pacientemente a que diera la media noche nos dispusimos a cazar, tuvimos suerte con dos asaltantes que huían, a ella le gustaba torturar un poco psicológicamente a su presa, yo era más rápida, me limitaba a alimentarme y nada más, ya saciadas recorrimos París en lo que quedaba de la madrugada, vimos el amanecer en los Campos Elíseos.
Al día siguiente nos alistamos a asistir al evento que nos habían invitado, al finalizar, se dispuso a dar una vuelta por Montmartre; el barrio bohemio, había telefoneado a Gauthier en la mañana, lo volví a hacer al terminar el evento, tenía que esperarlo, ella quiso acompañarme pero inquirí en que la conversación que tendría lugar era delicada y más tarde le daría detalles, no tuve que insistir: no le daba demasiada emoción volverlo a ver.
Pronto apareció su Ferrari, nos saludamos secamente, me abrió la puerta y nos dirigimos a su departamento que aún conservaba cerca de la Embajada española, la decoración le daba un aspecto frío, muy propio de él, lo observé unos minutos, seguía siendo atractivo pero ya no destilaba la esencia fuerte y seductora que antes lo caracterizaba, me pregunté si eso les pasaba a los inmortales cuando ya no les importaba seguir existiendo.
Me invitó a sentarme, me ofreció una bebida, decliné córtesmente, desapareció unos instantes y regresó con una memoria USB, me la dió:
- Ahí viene toda la información necesaria, compártela con Gemma sí quieres-.
- ¿Querías verme sólo para entregarme una memoria USB?, pudiste enviármela por paquetería-.
- Si recuerdas nuestra conversación teléfonica, tengo una favor especial que pedirte, aparte tenías que venir para acá-.
- Está bien disculpa, ¿Qué contiene exactamente lo que acabas de darme?-.
- Direcciones, nombres, información clasificada, ¿sabías que existe todo un clan de licántropos cuya sangre te hace resistente al Sol?, creí que te interesaría, algunos de tus amigos no lo son-.
- Pensé que el único clan que existía eran los Bernal, el único sobreviviente, es de los nuestros-.
Su risa fue entre burlona y amarga, recuperó el porte serio de siempre y siguió:
- La historia es larga, la resumiré lo más que pueda, ¿tienes tiempo?-.
Asentí, su relato fue una intriga detallada y bien tramada, Saúl Bernal y él tenían una alianza: éste le ayudaría a conseguir toda la información de los clanes existentes que los inmortales obviamente ignorábamos; por su parte, Gauthier le ayudó a deshacerse de la competencia, encubrió el asesinato de casi toda su familia y nos engañó al hacernos creer que Saúl y su padre se habían matado mutuamente en el último enfrentamiento que tuvo lugar hace cuatro años.
- Cuéntale a Gemma todo, no me importa, si los demás deciden eliminarme me da igual, es lo que deseo aunque preferiría que fuera por tu mano-.
- Ahora no puedo darte una resolución, tengo mucho que meditar- finalicé y me puse de pie dispuesta a salir, no me detuvo pero pude ver su mirada derrotada, una mezcla entre ira y lástima me invadió, necesitaba pensar y me fui caminando hasta Montmartre, Miranda me vio llegar, no me preguntó nada, me vio con preocupación y me abrazó, su olor y su proximidad fueron mi calmante ideal en ese momento.