martes, 29 de agosto de 2017

El espíritu de la fuente (Del baúl del pasado)



Hay una gran mayoría que no cree que existan los fantasmas, ya que por mucho tiempo hemos aprendido a no aceptar que hay cosas que no podemos ver ni tocar pero ahí están.



¿Y quién nos dice que no existen?, ¿Quién nos asegura que todas las almas encuentran su camino y no dejan pendientes en este mundo?



Algunas no han podido concluir sus asuntos, que han penado, vagado en este planeta tal vez por meses, por años o quizá por siglos.



Esta es la historia de Helena, quien viviría una experiencia que al principio fue perturbadora, pero al ayudar a un espíritu medieval a “saldar sus deudas” para encontrar el tan anhelado camino hacia la luz, también se ayudaría a sí misma a cambiar su vida de manera positiva.







domingo, 27 de agosto de 2017

Vive y deja vivir...

He llegado al segundo escalón dentro del llamado tercer piso de la existencia humana, si de algo me he dado cuenta es que nos hacemos demasiadas expectativas de lo que tenemos que tener o lo que tuvimos que haber hecho a cierta edad o en determinada etapa de nuestra vida, la pregunta es : eso que según debe ser es, ¿realmente es lo que nos hará felices?

Es ahí donde cada quien debería sentirse libre de elegir lo que en verdad desean y mandar a la goma las críticas, ¿eres consciente de las ventajas y desventajas de tu elección?, ¡Felicidades y adelante!

Toma tiempo ser tolerante y asertivo, es todo un proceso, más cuando te han atacado porque lo que has optado no encaja con lo establecido pero ya hay demasiado caos y mucha violencia en el mundo para seguir generando más por seguir discutiendo por algo que es decisión propia y muy personal.

Vivan y dejen vivir poque nuestra estancia en este planeta es incierta, así que ha disfrutar y sufrir nuestras experiencias, en lo posible, optemos menos por lo segundo.

¡Agradecidos y felices 32 primaveras casi veranos para mí!








sábado, 26 de agosto de 2017

Como agua para chocolate

Definitivamente los años transcurridos cambian mucho la perspectiva, pudimos haber visto una película o leído una novela a cierta edad y en determinadas circunstancias; en tal momento, te generas una opinión y a medida que pasa el tiempo, ésta cambia radicalmente, ¿les ha pasado?

Una historia de la escritora Laura Esquivel (quién también hizo el guión del filme) empieza con el nacimiento de Tita en un rancho de Piedras Negras, Coahuila, ella nace en la cocina, lo cuál, de cierta manera marcará su destino, su madre por la repentina muerte de su padre se le va la leche y no puede alimentarla.

Nacha, quien ha sido la criada de confianza por tantos años de servicio, será quien la criará con atoles y tés en medio del calor y la magia de la cocina, al transcurrir los años, se convertirá en su única confidente y cómplice

En su adolescencia Tita vive su primer y único amor que no puede concretarse debido a que; según la tradición familiar siendo la menor de las hijas debe cuidar a su madre hasta su muerte. Para poder estar cerca de ella, Pedro su eterno enamorado, se casa con Rosaura, hermana mayor de Tita, el día de la boda Nacha muere, ahí descubre que también vivió un amor frustrado.

A partir de ese momento, su refugio será la cocina, el canal donde transmitirá sus verdaderos sentimientos, en donde sus recetas, muchas de ellas inspiradas y casi susurradas por el espíritu de Nacha, harán efecto en quienes tengan la suerte de degustarlas, provocándoles tristeza, nostalgia, alegría o un irrefrenable deseo carnal. Tendrá un colapso nervioso por la muerte de su sobrino y vendrá el doctor Brown su rescate, se comprometerán pero se irá dando cuenta que Pedro es el amor de su vida convirtiéndose así en el eterno friendzoneado. Después de muchos años y acontecimientos que revelarán un gran secreto que su madre guardaba con celo en una caja en su ropero, la relación entre ambos es posible, pero justo el mismo día que se sienten libres, a él le da un infarto y ella se suicida.

¿Había necesidad de tanto drama? Tal vez, debo confesar que la primera vez vi la película, lloré a mares y me pareció infinitamente romántica, mucho tiempo después la vi y leí el libro con diferentes ojos: todo se pudo haber resuelto con que Pedro se la hubiera robado, esas situaciones se estilaban en la era revolucionaria, no hubiera sido extraño.

A quiénes no la hayan visto, les recomiendo que la busquen en Youtube y si prefieren leer, encontrarán las recetas y quizá puedan practicarlas, aún tengo curiosidad por las tortas navideñas, la mezcla de sardina y chorizo se antoja exótica, aunque justo ahora me apetecen las codornices en pétalos de rosa, mi estado de ánimo exige tal sensualidad que sugiere este platillo y si pudiese compartirlo con alguien, sería mucho mejor.

En librerías Gandhi lo encontrarán en $179 y la edición especial en $299.

En el Sótano en $203, edición especial en $299 y el e-book en $129, los mismos precios en La casa del libro.

O en algún mercadito de libros de segunda, lo encontrarán a mejor precio.






viernes, 25 de agosto de 2017

Un oasis en el desierto. Parte 3

No había tenido una sensación parecida, nada me había preparado para tal sobresalto, para tal pérdida del sentido de la realidad, ahí estaba ella: una piel  un poco más oscura que la mía, unos rasgos faciales hechos a mano, el pelo lo llevaba oculto bajo un sombrero pero podía apostar a que era negro, unas sensuales curvas se le adivinaban aún bajo lo que parecía un uniforme militar, en la mano llevaba una cámara fotográfica Exakta; una de las primeras cámaras réflex por cierto, se movía con seguridad y una arrolladora feminidad, aunque, sin lugar a dudas lo que me llamaba más la atención fueron sus ojos: un par de auténticas amatistas que intentaba disimular tras unos anteojos.

Mi primer impulso fue seguirla a donde sea que fuese pero la poca prudencia que me quedaba me indicó lo contrario; al final fue lo acertado, con la galantería que me caracterizaba me fui ganando su confianza y así surgieron largas conversaciones acompañadas con té de menta.

En apariencia nos veíamos de la misma edad pero con la convivencia casi diaria me daba cuenta que poseía una sabiduría de una persona mayor, al igual en experiencia de vida, había viajado a muchos países, su labor principal en el ejército británico era ser corresponsal de guerra pero a la vez la hacía de enfermera incluso médica.

En el lapso que estudié en Oxford no había conocido a una muchacha inglesa ni ligeramente parecida a ella, algunas fueron agraciadas, vivaces, ingeniosas y otras tendré que aceptarlo, insípidas, ninguna me hizo sentir lo que ésta misteriosa periodista sí. No voy a mentir, no soy un santo, un par de veces recurrí a dar una compensación económica a cambio de satisfacer ciertas necesidades físicas, me sabía atractivo, no hubiese tenido que hacer uso de tal acción pero ya me hallaba demasiado confundido para agregar una complicación más.

Ahora ella había aparecido a sacudir mi mundo, a recordarme la sed que tenía de ser yo mismo, quizá a empujarme definitivamente a tomar una decisión final, era refrescante, en medio de esta sofocación que sentía por cumplir un destino ya trazado, ella se había convertido en mi oasis en el desierto.




miércoles, 23 de agosto de 2017

Crónica de una condena (Flor de Luna)

EN LA CIUDAD LUZ

París, Francia a Jueves 21 de junio 2012
11:00 pm

Miranda y yo llegamos ayer a las 5 de la tarde, en esta ocasión habíamos elegido un moderno y cómodo hostal cercano al Museo de Louvre, podíamos permitirnos hospedajes más costosos pero no se nos antojó esta vez, ambas nos hemos adaptado a nuestros gustos mutuos.

Fuimos a ver una función nocturna en el mítico Moulin Rouge, en esa misma zona pero esperando pacientemente a que diera la media noche nos dispusimos a cazar, tuvimos suerte con dos asaltantes que huían, a ella le gustaba torturar un poco psicológicamente a su presa, yo era más rápida, me limitaba a alimentarme y nada más, ya saciadas recorrimos París en lo que quedaba de la madrugada, vimos el amanecer en los Campos Elíseos.

Al día siguiente nos alistamos a asistir al evento que nos habían invitado, al finalizar, se dispuso a dar una vuelta por Montmartre; el barrio bohemio, había telefoneado a Gauthier en la mañana, lo volví a hacer al terminar el evento, tenía que esperarlo, ella quiso acompañarme pero inquirí en que la conversación que tendría lugar era delicada y más tarde le daría detalles, no tuve que insistir: no le daba demasiada emoción volverlo a ver.

Pronto apareció su Ferrari, nos saludamos secamente, me abrió la puerta y nos dirigimos a su departamento que aún conservaba cerca de la Embajada española, la decoración le daba un aspecto frío, muy propio de él, lo observé unos minutos, seguía siendo atractivo pero ya no destilaba la esencia fuerte y seductora que antes lo caracterizaba, me pregunté si eso les pasaba a los inmortales cuando ya no les importaba seguir existiendo.

Me invitó a sentarme, me ofreció una bebida, decliné córtesmente, desapareció unos instantes y regresó con una memoria USB, me la dió:

- Ahí viene toda la información necesaria, compártela con Gemma sí quieres-.

- ¿Querías verme sólo para entregarme una memoria USB?, pudiste enviármela por paquetería-.

- Si recuerdas nuestra conversación teléfonica, tengo una favor especial que pedirte, aparte tenías que venir para acá-.

- Está bien disculpa, ¿Qué contiene exactamente lo que acabas de darme?-.

- Direcciones, nombres, información clasificada, ¿sabías que existe todo un clan de licántropos cuya sangre te hace resistente al Sol?, creí que te interesaría, algunos de tus amigos no lo son-.

- Pensé que el único clan que existía eran los Bernal, el único sobreviviente, es de los nuestros-.

Su risa fue entre burlona y amarga, recuperó el porte serio de siempre y siguió:

- La historia es larga, la resumiré lo más que pueda, ¿tienes tiempo?-.

Asentí, su relato fue una intriga detallada y bien tramada, Saúl Bernal y él tenían una alianza: éste le ayudaría a conseguir toda la información de los clanes existentes que los inmortales obviamente ignorábamos; por su parte, Gauthier le ayudó a deshacerse de la competencia, encubrió el asesinato de casi toda su familia y nos engañó al hacernos creer que Saúl y su padre se habían matado mutuamente en el último enfrentamiento que tuvo lugar hace cuatro años.

- Cuéntale a Gemma todo, no me importa, si los demás deciden eliminarme me da igual, es lo que deseo aunque preferiría que fuera por tu mano-.

- Ahora no puedo darte una resolución, tengo mucho que meditar- finalicé y me puse de pie dispuesta a salir, no me detuvo pero pude ver su mirada derrotada, una mezcla entre ira y lástima me invadió, necesitaba pensar y me fui caminando hasta Montmartre, Miranda me vio llegar, no me preguntó nada, me vio con preocupación y me abrazó, su olor y su proximidad fueron mi calmante ideal en ese momento.











martes, 22 de agosto de 2017

Pijamas y palomitas (Del baúl del pasado)



¿Quién no ha asistido a una pijamada?, este tipo de reuniones se dan desde la primaria, la secundaria, la prepa (bueno, en este lapso son menos frecuentes), aun todavía en la etapa universitaria llegan a darse, pero adquieren otros matices.



Hay detalles que permanecen como: las botanas, (generalmente palomitas con una dosis generosa de salsa picante), las películas son imperdonables, (sobretodo aquellas donde interviene el galán de moda que tanto nos hace suspirar), la inevitable guerra de almohadas, la necesaria y divertida sesión de belleza, (mascarillas, pedicure, manicure, etc.)



Pero el elemento más importante sin duda alguna es la amena charla, en cada etapa de la vida las prioridades van cambiando, nada mejor que un grupo de amigas para dar rienda suelta a todo aquello que llevas tiempo guardándote, nada mejor que puedan aconsejarse mutuamente sin prejuicios, solamente con la intensión de escuchar y dar una opinión sincera. Es así como una noche de chicas se convierte en una muy buena terapia.


Así da comienzo esta historia, en donde un grupo de amigas se reúnen a compartir sus experiencias. Es así como Mireya recuerda la noche de fin de cursos.





domingo, 20 de agosto de 2017

Destinos Errantes

Audrey Driscoll es una mujer de 25 años que se ha quedado soltera para cuidar a su abuelo y a su hermana Anabel, aunque en el fondo nunca ha deseado casarse y quisiera llevar la vida de aventuras que alguna vez sus padres vivieron, es precisamente en un viaje donde mueren durante una tormenta en el Pacífico y quedan bajo la tutela de su abuelo.

En la cerrada sociedad norteamericana de los años treintas, ella se siente asfixiada y no encaja sus estándares, un día reúne el valor para emprender un viaje por Europa, en compañía de su cámara Leica sale de San Francisco en tren hacia Nueva York, en el desembarco conoce a una pareja de aristócratas ingleses con los que traba amistad de inmediato, al llegar a Londres, la invitan a pasar una temporada con ellos a su propiedad en Cap d' Antibes en la Costa Azul, ahí conocería a Charles Parker Scott, un explorador y escritor de viajes, su alma gemela.

Juntos emprenderían un viaje por Venecia, tomarían el Orient Express, el tren de máximo lujo que los llevaría a Estambul, de ahí llegarían a la fascinante China, que en aquellos años estaría invadida por el imperio de Japón, en un aldea cercana a la frontera con Rusia hay un orfanato en donde los niños han sido abandonados a su suerte porque asesinaron a las monjas que lo dirigían, Audrey permanece ahí casi un año en lo vienen a reelevarla, al despedirse le suplican que se lleve a una recién nacida, la niña es mezcla de una adolescente china que murió al darla luz y un soldado japonés, por esos orígenes sería despreciada, enternecida y convencida, se la lleva y logra adoptarla legalmente a su regreso a San Fracisco.

Al regresar a su rutina se deprime un poco y más cuando Charles regresa a buscarla para pedirle matrimonio, ella aún se siente comprometida a cuidar de su abuelo y su cada vez más descarriada hermana menor así que rechaza su propuesta, al poco tiempo el abuelo muere y tras la lectura del testamento siente que ya nada la retiene en aquella casa donde creció, empaca lo necesario y junto con su hija se va a Inglaterra a buscar a sus amigos, necesita encontrar a Charles.

Por desgracia, él ya contrajo nupcias con la hija del dueño de la editorial de sus novelas por mero despecho, ella demostrará ser una mujer sumamente astuta e intrigante, capaz de un engaño infame con tal de retenerlo. ¿Los separará para siempre?


Novela ambientada en la turbulenta época de la Segunda Guerra Mundial narrada por Danielle Steel, la muy aclamada reina del género romántico. 





sábado, 19 de agosto de 2017

Nictofilia



En la serenidad de la noche pienso en tus pupilas tan lóbregas como la madrugada, el brillo de la luna me recuerda tu sonrisa de nácar, son los estimulantes perfectos para mantenerme en vela hasta el despuntar del alba...



 

viernes, 18 de agosto de 2017

Un oasis en el desierto. Parte 2

El plan original era reunirme con unos amigos para festejar mi reciente regreso al Cairo, me salí antes de casa para dedicar aunque fuera unos minutos a mi pasatiempo favorito; la observación, sí lo pude hacer, sólo que esta vez mi atención no la retuvo ninguna construcción, mi primer sentido en ser acaparado en esta ocasión fue el olfato.

Un fuerte olor a jazmines me atrajo irremediablemente, fui atraído sin rumbo fijo aparente, me detuve un momento, tuve un déja vu, esta situación ya había ocurrido en los jardines de Oxford, fue muy extraño porque la frangancia antes mencionada es más común en Oriente Medio, para nada en la lluviosa y fría Inglaterra. El evento sólo ocurrió tres veces, todas en la noche, jamás di con el origen del peculiar aroma, se disipó tan pronto como surgió, esperaba esta vez tener éxito.

Caminé por lo que me pareció un prolongado lapso de tiempo hasta que el olor me guió hasta el Bazar de telas Wekalet El Balah, me costó detectar con exactitud de dónde o de quién venía el hechizante aroma, sentí que me observaban, volteé a mi izquierda y por fin nuestras miradas se encontraron... Jalil Abbud.



 

miércoles, 16 de agosto de 2017

Un oasis en el desierto. Parte 1

Mi primera existencia vio la luz en 1931, en la ciudad que aún resguarda la última de las maravillas del Mundo Antiguo, a unos años de comenzar uno de los conflictos bélicos más sanguinarios que una vez más cambiarían al mundo. Un imperio caía, otro surgiría, un modo de vida terminaba, una gran mayoría lo sentiría como un triunfo y otros lo vivirían con nostalgia permanente.

Tuve la gran suerte de nacer y crecer en una familia de abundantes recursos dentro de una fe rigurosa que no permitía ser cuestionada, prácticamente mi destino ya estaba decidido: estudiaría Negocios Internacionales, tal vez en Oxford, incluso con quién iba a casarme.

Por éstas razones escapaba con frecuencia a las excavaciones de Giza, a las mezquitas, no porque mi fe estuviese muy afianzada, me fascinaban las construcciones, podía pasarme horas observando patrones geométricos, analizando estructuras y palpando los materiales de las que estaban hechas, incluso, debo confesar mi gusto por las mansiones estilo victoriano de los colonizadores ingleses.

Mi padre trabó amistad e hizo negocios con algunos de ellos, llegaron a invitarnos a algunos festejos por lo que tuve la fortuna de contemplar por dentro aquellos caserones. Jamás le confesé a nadie mi verdadera afición, fue cuando después de mucho meditarlo y lleno de orgullo por podérselo permitir, mi padre me envío a Oxford, Inglaterra.

En mis ratos libres me iba a la facultad de Arquitectura, hice varias amistades, intercambiamos conocimientos, quedaban sorprendidos con mis perfectos trazos de las construcciones islámicas, ya que con el tiempo fui desarrollando un gran talento para el dibujo, aprendí todo lo que pude, quizá no estaba estudiando mi pasión pero al menos ya contaba con buenas bases.

Tuve sentimientos encontrados en mi regreso al Cairo, por momentos aceptaba mi destino con resignación; por otros, me iba a lo más alejado de la civilización que me era posible a gritar con desesperación, entonces, en una de mis muchas tardes de huída, algo asombroso ocurrió... J.A 




domingo, 13 de agosto de 2017

La nieta de la maharaní

En esta novela se conjuntan las historias de cuatro mujeres extraordinarias para su época que vivieron grandes y tormentosos amores:

Anita Delgado, una joven malagueña bailaora de flamenco que por gracia del destino conoce al marajá Kumar Ajit Singh de Kapurthala, quien queda prendado de nada más verla, ella se resiste a casarse con él pero al poco tiempo acepta, se casan por el civil en París y luego se lleva a cabo la majestuosa boda bajo el ritual sij el 28 de enero de 1908 y tendría a su único hijo Ajit.

Laila, una mujer libanesa, independiente y rebelde que viviría una pasión prohibida con Atish, un escritor sirio y tendría una hija con él a pesar de estar casada en un matrimonio arreglado.

Zahra, hija de Laila y Atish que en un viaje a Londres, conocería a Ajit y tendría un tórrido romance con él, le arreglarían un matrimonio conveniente para ocultar su próximo embarazo.

Maha, fruto de la relación de Zahra y Ajit, es quién recopilaría estas historias, iniciando la búsqueda de sus verdaderas raíces, se enamoraría de la danza kathak del Norte de la India y del flamenco de Andalucía, aún sin saber lo estrechamente relacionadas que están con su origen.

Maha Akhtar es la autora de esta entrañable novela.








martes, 8 de agosto de 2017

A cuatro meses del blog... Y contando

Mes de Agosto, hermoso mes, ¡pues claro! Es el de mi cumpleaños, en donde nacen algunos geniales signos de Fuego y Tierra, un mes cálido, ¡vaya ironía! A mí que me encanta el frío, de hecho mi inspiración fluye mejor.

Agosto es uno de los meses del verano en que abre sus pétalos la flor que ha inspirado a uno de mis personajes, la Ipomea bona nox; en español, Flor de Luna, justo en la fase de la Luna llena florece bajo el firmamento nocturno expidiendo un embriagador aroma, toda esa noche alcanza su máximo esplendor y se marchita en las primeras horas del amanecer.

¿Extraño nombre para una inmortal?, tal vez, más cuando una vez obtenida ésta condición, los rayos del Sol no le hacen ningún daño, hay muchas contradicciones en su existencia pero al igual que la vida mortal está plagada de ellas y es lo que hará interesante su eterna condena o quizá con el pasar de los siglos, la condena se convierta en agradecimiento o resignación. 

Haciendo a un lado al personaje de ficción, aprovecho para agradecer mi actual estancia en el tercer piso de la existencia humana, me faltan sueños por realizar, lugares por conocer y experiencias por disfrutar, en cuanto a la persona que me inspira, sé que ya se encuentra en buena compañía, sólo me queda desear que lo disfrute el tiempo que tenga que ser; porque, a excepción de mis personajes, nada es eterno y aún así ellos tampoco tienen la inmortalidad asegurada.






domingo, 6 de agosto de 2017

La hija de Zipporah

Charlotte tenía una existencia tranquila en Eversleigh, cuando una mañana regresando de montar su madre la sorprende con la presencia de un invitado gallardo y misterioso: el conde Gerard d' Aubigné, entre los dos le revelarán el motivo de su visita, éste fascinante hombre es su verdadero padre, quiere casarse con su madre y llevárselas a vivir a Francia.

Su vida da un gran giro al pasar de la apacible campiña inglesa a la colorida e intrigante corte del rey Luis XV, conocer a sus hermanastros, hacerse íntima amiga de Lizeth quien es sobrina de Berthe; la eficaz y siempre severa ama de llaves del castillo de Evreux al cual se acostumbraría rápidamente. Sin embargo, un trágico evento ensombrecería a la familia, durante el matrimonio de Luis XVI con María Antonieta de Austria, hubo una celebración con fuegos artificiales en la abarrotada Plaza Luis XV, la cual terminó en un incendio en donde su hermanastra Sophie resulta con graves quemaduras en el rostro, por lo cual, concluye su compromiso matrimonial con Charles de Tourville.

Transcurrido un tiempo razonable, Charlotte contrae nupcias con él ya que se habían atraído desde la primera vez que se conocieron, de la unión nacen dos hijos, por áquellos surgió la lucha de Independencia de las Trece Colonias, Francia dio apoyo militar; de éste modo Charles se une al ejército dejándola sola, al poco tiempo él muere en combate y justo en ese momento reaparece Dickon, el hombre que fue su primer amor.

La situación en Francia se complica continuamente: pésimas cosechas, desafortunadas medidas económicas y malas decisiones políticas serán el caldo de cultivo para el inicio de la Revolución Francesa. ¿Logrará Dickon convencer a Charlotte de dejar el país antes de que se desate la tormenta?

Victoria Holt nos trae esta novela histórica de la serie: las hijas de Inglaterra, escribiendo bajo el seudónimo de Philippa Carr. 




 

sábado, 5 de agosto de 2017

Crónica de una condena (Flor de Luna)

UN BREAK ANTES DEL VIAJE A PARÍS

Ciudad de México, Lunes 07 de Mayo 2012
 12:00 am

Apenas el sábado por la mañana fui por ella al Aeropuerto, siempre nos vemos con emoción cada que nos visitamos en nuestras respectivas ciudades, cada que venía a verme veía el paisaje con especial atención, como si fuera la primera vez, eso me encantaba y lo compartía con ella, maravillarnos aunque ya hubiésemos estado ahí.

Llegamos relativamente pronto a mi departamento en el centro de Coyoacán; una vez adentro, le dio una revisada a su alrededor y sonrió satisfecha:

-No has cambiado nada desde hace ocho meses, me agrada-.

- Me gusta como ha quedado y no he tenido mucho tiempo-.

Subimos a su habitación, desde la primera vez que conoció mi hogar, había elegido ese espacio y lo decoró a su gusto, casi todo era blanco pues es su color favorito, excepto las cortinas y el edredón verde esmeralda, unos alcatraces decoraban la mesa de noche, los había comprado esa misma mañana antes de ir por ella. Mientras la ayudaba a instalarse, se refrescaba y se cambiaba de ropa, le pregunté:

-¿Qué te apetece hacer?-

-Ir a Centro Histórico-

-Nos vamos en media hora-

Nos fascina lo antiguo, no en balde habíamos estudiado arqueología y antropología, nos gustaba la aventura y los viajes, el pasado nos embebía pero no tanto como para no disfrutar del presente. Cuando nos visitábamos, pasar la mayor parte del tiempo juntas era primordial. Pasamos el resto de la tarde en el Zócalo, la Catedral, viendo a los danzantes, en el Museo de la Ciudad de México y para rematar, en el Museo Nacional de las Culturas, todavía alcanzamos la exposición E Tū Ake: Orgullo māori.

Para el día siguiente quería sorprenderla, salimos temprano con cámaras en mano en mi Aveo azul eléctrico, al cabo de un rato me cuestionó:

 -¿Vamos a Teotihuacán?-

-No, espera y verás-

Tomé la Autopista México-Marquesa y luego de casi dos horas de camino llegamos al Centro Ceremonial Otomí, al verlo, puso tal cara de asombro que me sedujo y a la vez me puso alerta, era el momento de lucir mis conocimientos.

Le expliqué a detalle la simbología de la  Plaza Sagitario, El Tahay (mensaje del fuego y de la vida), La Plaza del Coloso, la del Sol, el mural de Sámishy (jaguar que habla y camina) y por último nos entretuvimos con el mural de Dámishy, éste representa en su esplendor la cosmogonía del pueblo otomí.

Después de la sesión de fotos, descansamos cerca de la cascada desde donde contemplamos un impresionante atardecer mientras brindamos con un Merlot, tenía la mirada perdida y la expresión soñadora, al verla así no podía evitar reprocharme, ¿cómo pude creer que no podía ser mi compañera eterna?, ahora surgía otra duda, ¿querrá que tengamos una vida en común?, nunca lo había sugerido pero quizá ya debía averiguarlo y lo haría en su territorio.