¿Quién
no ha asistido a una pijamada?, este tipo de reuniones se dan desde la
primaria, la secundaria, la prepa (bueno, en este lapso son menos frecuentes),
aun todavía en la etapa universitaria llegan a darse, pero adquieren otros
matices.
Hay
detalles que permanecen como: las botanas, (generalmente palomitas con una
dosis generosa de salsa picante), las películas son imperdonables, (sobretodo
aquellas donde interviene el galán de moda que tanto nos hace suspirar), la
inevitable guerra de almohadas, la necesaria y divertida sesión de belleza,
(mascarillas, pedicure, manicure, etc.)
Pero
el elemento más importante sin duda alguna es la amena charla, en cada etapa de
la vida las prioridades van cambiando, nada mejor que un grupo de amigas para
dar rienda suelta a todo aquello que llevas tiempo guardándote, nada mejor que
puedan aconsejarse mutuamente sin prejuicios, solamente con la intensión de
escuchar y dar una opinión sincera. Es así como una noche de chicas se
convierte en una muy buena terapia.
Así
da comienzo esta historia, en donde un grupo de amigas se reúnen a compartir
sus experiencias. Es así como Mireya recuerda la noche de fin de cursos.
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