No había tenido una sensación parecida, nada me había preparado para tal sobresalto, para tal pérdida del sentido de la realidad, ahí estaba ella: una piel un poco más oscura que la mía, unos rasgos faciales hechos a mano, el pelo lo llevaba oculto bajo un sombrero pero podía apostar a que era negro, unas sensuales curvas se le adivinaban aún bajo lo que parecía un uniforme militar, en la mano llevaba una cámara fotográfica Exakta; una de las primeras cámaras réflex por cierto, se movía con seguridad y una arrolladora feminidad, aunque, sin lugar a dudas lo que me llamaba más la atención fueron sus ojos: un par de auténticas amatistas que intentaba disimular tras unos anteojos.
Mi primer impulso fue seguirla a donde sea que fuese pero la poca prudencia que me quedaba me indicó lo contrario; al final fue lo acertado, con la galantería que me caracterizaba me fui ganando su confianza y así surgieron largas conversaciones acompañadas con té de menta.
En apariencia nos veíamos de la misma edad pero con la convivencia casi diaria me daba cuenta que poseía una sabiduría de una persona mayor, al igual en experiencia de vida, había viajado a muchos países, su labor principal en el ejército británico era ser corresponsal de guerra pero a la vez la hacía de enfermera incluso médica.
En el lapso que estudié en Oxford no había conocido a una muchacha inglesa ni ligeramente parecida a ella, algunas fueron agraciadas, vivaces, ingeniosas y otras tendré que aceptarlo, insípidas, ninguna me hizo sentir lo que ésta misteriosa periodista sí. No voy a mentir, no soy un santo, un par de veces recurrí a dar una compensación económica a cambio de satisfacer ciertas necesidades físicas, me sabía atractivo, no hubiese tenido que hacer uso de tal acción pero ya me hallaba demasiado confundido para agregar una complicación más.
Ahora ella había aparecido a sacudir mi mundo, a recordarme la sed que tenía de ser yo mismo, quizá a empujarme definitivamente a tomar una decisión final, era refrescante, en medio de esta sofocación que sentía por cumplir un destino ya trazado, ella se había convertido en mi oasis en el desierto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario